MANIFIESTO EN DEFENSA DEL DERECHO AL JUEGO Y AL AIRE LIBRE.

MANIFIESTO EN DEFENSA DEL DERECHO AL JUEGO Y AL AIRE LIBRE.

https://redhuertosurbanosmadrid.wordpress.com/2020/10/02/manifiesto-en-defensa-del-derecho-al-juego-y-al-aire-libre/

Durante la gestión de la pandemia la infancia, la adolescencia y la juventud han sido las grandes olvidadas y maltratadas. Al no atender a su mirada, sus derechos y sus necesidades, las ciudades se convirtieron en espacios tremendamente hostiles para ellos y ellas. No podemos solucionar el pasado, pero sí podemos evitar que se reincida en errores como la clausura de zonas verdes y especialmente de los parques infantiles.

En un artículo recientemente publicado en Science, los autores afirman que “las medidas de mitigación de la pandemia que afecten al bienestar de la infancia sólo deberán tomarse si existe evidencia de que serán de ayuda, porque existe abundante evidencia de que son dañinas”. Y cada vez hay un mayor consenso entre las personas expertas para que deje de actuarse en contra de la “evidencia científica”, solicitando por tanto que no se cierren los parques públicos y las zonas de juego infantil.

Estos cierres son una anomalía en el contexto internacional, que se vuelve todavía más incomprensible en la medida en que espacios cerrados como bares y casas de apuestas permanecen abiertos al público y se solicita la vuelta al trabajo presencial en puestos en los que se podría seguir teletrabajando. Disfrutar de un paseo por el parque o de pasar un rato con nuestros hijos e hijas en unos columpios, cumpliendo las normas de seguridad, no es un acto de irresponsabilidad ciudadana sino una necesidad. En estos gestos confluyen el derecho al juego y a la salud, pues la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades, como afirma la OMS. Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a jugar y divertirse porque es la base de su desarrollo emocional, relacional y psicomotriz.

La inmensa mayoría de las ciudades han procurado facilitar el acceso de la población a las zonas verdes durante los confinamientos, estableciendo protocolos seguros, y han mostrado una especial atención en cuidar del bienestar integral de la infancia, adolescencia y juventud en estas complejas y dramáticas situaciones. Medidas que han sido avaladas por un contundente respaldo científico.

Ante la falta de sensibilidad social que se ha mostrado en estos primeros confinamientos selectivos, nos tememos que según se agudice la crisis sociosanitaria se profundice en medidas que desatiendan los derechos, necesidades y particularidades de la infancia, la adolescencia y la juventud.

Además, conviene recordar entre otras cuestiones, que el juego es un derecho recogido en la Convención sobre los Derechos del Niño impulsada desde Naciones Unidas, y que no puede conculcarse de forma arbitraria. Madrid y otras muchas urbes de la región pertenecen a la red mundial de Ciudades Amigas de la Infancia impulsada por UNICEF. Todas las ciudades firmantes se comprometen a velar por los derechos de la infancia, entre ellos a garantizar el derecho al juego: La infancia debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deberán estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho.

Estos cierres no pueden basarse en que estos espacios “fomentan las relaciones sociales”. Nuestras vidas, los barrios y las ciudades son inexplicables sin ellas. Y puede que ahora las necesitemos más que nunca. De lo que se trata es de que la ciudadanía se relacione de forma segura y de que las administraciones públicas faciliten que así sea.

Hemos puesto muchos apellidos a nuestras ciudades durante estos años, educadoras, amigas de la infancia, de los cuidados… Hoy nos toca hacer que todo esto no sean palabras huecas. Abrir los parques y las zonas de juego infantil supone un gesto de solidaridad intergeneracional, pero sobre todo es también un paso ineludible para avanzar en un modelo urbano que sea realmente inclusivo y reconozca el derecho a la ciudad de la infancia..

La población juvenil se ve también profundamente afectada por toda esta situación. No es solamente la incoherencia de mantener abiertas las casas de apuestas (cuando la población joven es de los colectivos más vulnerables a esta adicción por su realidad económica), sino que además estos cierres afectan a un espacio clave para el ocio alternativo y no mercantilizado para las personas jóvenes. Y que además tiene el perverso efecto de dificultar la actividad de las organizaciones que trabajan con adolescencia y juventud.

Rechazamos categóricamente cualquier mensaje, venga desde las administraciones o desde la prensa, que criminalice o difunda un estereotipo perjudicial sobre la juventud. Queremos colaborar en conseguir una convivencia segura e inclusiva, que contemple las realidades de la infancia y la juventud.

Indudablemente, la ciudadanía debe comprometerse a cumplir las recomendaciones sanitarias, pero también debe cuestionarlas y solicitar que se cambien cuando, ante la complejidad de regular de forma rigurosa basándose en evidencias científicas, parece imponerse la prohibición como la fórmula más sencilla. Medidas como el cierre de parques y zonas verdes, sin ningún respaldo científico-técnico, puede conllevar el cuestionamiento sistemático de otras medidas razonables y necesarias.

No somos la ciudadanía más incívica e irresponsable del mundo, así que igual que se nos solicitan esfuerzos y cumplimos, nuestras ciudades también deben de esforzarse por tomar el derecho al juego en serio, así como por asumir el acceso a los parques como una cuestión de salud y de justicia social.

Ante las prohibiciones arbitrarias, apelamos al respeto de los derechos de la infancia y adolescencia recogidos en la Convención sobre los Derechos del Niño. Además alentamos a que la ciudadanía manifieste y exija, de forma responsable, creativa y lúdica, su derecho al aire libre y al recreo, como un acto de responsabilidad cívica. Sabemos cuidar, sabemos cuidarnos y queremos ciudades que en estos duros momentos nos cuiden.

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